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viernes, 5 de marzo de 2010

POEMAS DE JOSÉ BERGAMÍN



Nació en Madrid en 1895 y falleció en Fuenterrabía, el 28 de agosto de 1983. Escritor, ensayista, poeta y dramaturgo español. Su padre llegó a ser presidente del Cantón de Málaga; su madre fue una católica fervorosa; nunca renegó de esta doble herencia y toda su vida trató de congraciar catolicismo y comunismo ("con los comunistas hasta la muerte... pero ni un paso más", dirá). Estudió leyes en la Universidad Central. Sus primeros artículos aparecieron en la revista “Índice”, dirigida por Juan Ramón Jiménez, en los años 1921 y 1922; su amistad con el gran poeta será tan intensa y duradera como la que sostuvo con Miguel de Unamuno, que es también una de las principales fuentes intelectuales en su obra. Fue en la revista “Índice” donde, según él, surgió toda la nómina de escritores de la Generación del 27, marbete que detestaba, pues el prefería denominarla "Generación de la República". La crítica oficial le ha negado siempre su pertenencia a dicho grupo y le clasifica más bien entre los miembros de la Generación del 1914 o Novecentismo, pero la verdad es que participó en los comienzos del 27, colaboró en todas sus publicaciones y fue editor de sus primeros libros, por lo que puede decirse que fue uno de sus representantes más genuinos. Por otra parte, se considera a Bergamín como el principal discípulo de Unamuno y uno de los mejores ensayistas en español del siglo XX, y se aprecia en sus escritos la calidad de página de un consumado y original estilista. Sus temas preferidos van desde los mitos literarios a España, el Siglo de Oro, la mística, la política o la tauromaquia. Pero es precisamente la originalidad de su obra literaria y su gusto unamuniano por lo paradójico lo que ha desconcertado a los historiadores menos sensibles de la literatura española, perjudicando a su fama pese a su activísima labor literaria en el terreno del aforismo, el ensayo, la lírica, la edición y el teatro. Eso no le importaba demasiado y, de hecho, él mismo deseo convertirse en lo que fue: un auténtico fantasma en el mundo cultural español. Opuesto a la dictadura de Miguel Primo Rivera, participó en un mitin político en Salamanca junto a Unamuno en apoyo de los ideales republicanos. Ocupó además por breve tiempo el cargo de Director General de Seguros en el primer Ministerio de Trabajo republicano a las órdenes de Largo Caballero. En 1933, fundó y dirigió la revista “Cruz y Raya”, "revista del más y del menos" o "de la afirmación y la negación", sin duda la publicación más original, abierta e independiente de entonces y donde participaron numerosos autores del 27. Su último número, el 39, aparece en junio de 1936, días antes del levantamiento militar, y muere con la República. Durante la Guerra Civil Bergamín presidió la Alianza de Intelectuales Antifascistas y fue nombrado agregado cultural en la Embajada española en París, donde se ocupó en buscar apoyos morales y financieros para la decaída República; su nombre está asociado en esta época a casi todas las empresas culturales durante la contienda. Escribe en las revistas “El Mono Azul”, “Hora de España” y “Cuadernos de Madrid”. Preside en 1937 en Valencia el Segundo Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura, que reunió a más de un centenar de intelectuales llegados de casi todas partes del mundo. Al triunfar Franco marchó al exilio llevándose un ejemplar que le había dado Federico García Lorca poco antes de morir de Poeta en Nueva York, que editará él mismo. Marchó primero a México y luego a Venezuela, Uruguay y finalmente Francia. En México fundó la revista “España peregrina”, que recogió las aspiraciones de los escritores exiliados, y la Editorial Séneca, donde aparecieron las primeras Obras completas de Antonio Machado y obras de Rafael Alberti, César Vallejo, Federico García Lorca y Luis Cernuda, entre otros. Volvió a España en 1958, pero fue arrestado como sospechoso por sus relaciones con la oposición al régimen y su apartamento fue quemado, por lo que ante tantas hostilidades, y sobre todo por haber firmado un manifiesto con más de cien intelectuales dirigido a Manuel Fraga Iribarne en que se denunciaban torturas y represión contra los mineros asturianos, tuvo que exiliarse de nuevo en 1963; volvió definitivamente en 1970. Vivió en Madrid muchos años y se convirtió en un disidente del proceso político conocido como "Transición", cuyas componendas fue lúcidamente uno de los primeros en percibir, lo que le supuso ser expulsado sucesivamente de varios periódicos. Fue republicano en las primeras elecciones democráticas y publicó el manifiesto Error monarquía; "mi mundo no es de este reino", escribirá. Los últimos años de su vida los vivió en el País Vasco; allí colaboró en el periódico “Egin” y en la revista “Punto y Hora”, situándose políticamente solidario con la izquierda abertzale. El tema de España se halla también muy presente en su obra, y acaso expresó su postura de la forma más sintética en su soneto "Ecce España". José Bergamín tuvo como última decisión la de ser enterrado en Hondarribia "para no dar mis huesos a tierra española." Su obra poética se inicia con colecciones de aforismos reunidos bajo el título de El cohete y la estrella (1923), siguiéndole los poemarios Sonetos impuntuales (1939), El alma en un hilo (1940), Rimas y sonetos rezagados (1962), Duendecillos y Coplas (1963), La claridad desierta (1973), Velado desvelo (1978), Poesías casi completas (1980) y Esperando la mano de nieve (1982). Es notable su obra ensayística, donde sobresalen El arte del birlibirloque (1930), Detrás de la cruz (1940), Fronteras infernales de la poesía (1954) y Beltenebros (1969). En el teatro sus obras más importantes son: Tres escenas en ángulo recto (1924) y Medea la encantadora (1954).


A CRISTO CRUCIFICADO

Tú me ofreces la vida con tu muerte

y esa vida sin Ti yo no la quiero;

porque lo que yo espero, y desespero,

es otra vida en la que pueda verte.

Tú crees en mí. Yo a Ti, para creerte,
tendría que morirme lo primero;
morir en Ti, porque si en Ti no muero

no podría encontrarme sin perderte.

Que de tanto temer que te he perdido,

al cabo, ya no sé qué estoy temiendo:

porque de Ti y de mí me siento huido.


Mas con tanto dolor, que estoy sintiendo,
por ese amor con el que me has herido,
que vivo en Ti cuando me estoy muriendo.



EL MULO MOLA



El hijo de la gran Mula

por Mola vino a las malas.

Como no tuvo soldados,
los hizo con las sotanas.

De lejos, el traidor Franco

solo promesas le manda,

y tomándolo por Muño

le anuncia tropas mulatas.

Ya están pidiendo madrinas

las tropas de las mejalas.
La media Luna ya tiene

protección de las beatas.

¡Cómo curan sus heridos,

cómo el moro les regala

sangrientos ramos de flores

llenos de orejas cortadas!

En mulas van hacia Mola

pidiendo e gritos la paga.

Mola los mueles con marcos,

ya caducos, de Alemania.

¡Fiero moro, te engañaron,

te van a engañar, te engañan!

De todas partes por radio

llegan las voces cascadas
de generales borrachos

diciendo botaratadas.

Mientras que contra los cuentos

que los fascistas levantan,

las hoces y los martillos

chocan sus verdades claras.

Las Milicias van cantando

su alegría en la batalla,

victoriosas de la muerte

que acecha a sus milicianas;

siempre poniendo los ojos

en donde ponen las balas.

Asoma la luz del día

enfrente de Guadarrama,

ensangrentando de albores

las luces de la esperanza.

Al otro lado del monte

está la muerte de España.




EL TRAIDOR FRANCO



¡Traidor Franco, traidor Franco,

tu hora será sonada!

Si tu nombre fuera Franco,

se te saldría a la cara,

encendiéndola de sangre,

si tu sangre fuera franca.

Tu nombre fuera vergüenza

si a tu rostro se asomara,

proclamando por la sangre

la traición que la engendraba:

que la sangre has traicionado

desmintiéndola de clara.

¡Traidor Franco, traidor Franco,

tu hora será sonada!

Como una máscara el pueblo

te tira el nombre a la cara,
descubriendo la traición

que en tu nombre se amparaba.

Traicionándote de franco

traidor a tu misma causa,

fuiste dos veces traidor:

a tu sangre y a tu patria,

que a España no se defiende

con la traición emboscada,

asesinando a su pueblo,

que es el alma de su alma.

¡Traidor Franco, traidor Franco,

tu hora será sonada!

Tu nombre es como bandera

que tu derrota proclama.

Si la traición criminal
en ti franqueza se llama,

tu nombre es hoy la vergüenza
mayor que ha tenido España.

Que ni tu nombre es ya nombre,
ni en tu sangre se espejeaba;

traidor, hijo de traidores,

mal nacido de tu casta:

no eres Franco, no eres hombre,

no eres hombre, no eres nada.




EUROPA Y EL CARACOL




Huyendo de la paz marchóse Europa.

Quien, por no darnos crédito a los ojos,

no quiso compartir nuestros enojos

ni con nadar ni con guardar la ropa.


No se movilizará tanta tropa

sino como muestrario de despojos;

para enseñarnos negros, luego rojos,

entre dientes serricas de galorpa.


Hoy fue la paz; mañana será la guerra
yace inerte la más desbaratada

voluntad de vencer que hombre tuviera.

Paz sepulcral enlutará la tierra,
muerta de miedo, de morir matada;

quien no la vio venir no lo creyera.



COMO QUIEN OYE LLOVER



Como quien oye llover

Te pido que oigas mis versos:

Con atención tan profunda

Como se escucha el silencio.

Como se escucha a los árboles

Cuando los menea el viento,

Y caer, como hojas secas,

Las horas muertas del tiempo.

Como el crepitar sonoro

De las llamas en el fuego,

Y en los cielos el callado

Arder de los astros muertos.




EUROPA



Europa no habla griego, que habla gringo

Creyendo que está hablando el europeo:

Babélico balido y balbuceo

Que se americaniza de vikingo.


Nunca soñó un imperio Carolingio

Tan incontinental caracoleo.

Ni encontró un Bonaparte a su deseo

Tal respuesta, responso, ni respiro.


Respuesta que es apuesta y desatina.
Responso a la difunta Gran Bretaña.

Respingo que lo da quien más se empina.


Y mientras se la ignora o se la extraña

A una Europa, que, al serlo, fue latina,

Ya no se habla en cristiano ni en España.

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